Hay en el Alto Mayo, valle en el que se encuentran las
provincias de Moyobamba y Rioja (departamento de San Martín), a pocos
kilómetros de las capitales de éstas, un territorio otorgado en propiedad al
grupo etno-lingüístico Aguaruna.
El grupo Aguaruna llegó al Alto Mayo hace más de 100 años,
asentándose en la parte no oriental del valle, procedentes de la zona de
Cahuapanas y del Marañón. A lo largo de
varias décadas los aguarunas han ido
ocupando la parte alta del río Huascayacu, posteriormente del río Mayo. Su ancestro Jíbaro les ha permitido subsistir
culturalmente, tras muchos años de mantener contacto con la cultura mestiza.
En el Alto Mayo encontraron un vasto bosque que les permitió
cazar, recolectar y seguir haciendo sus chacras a la usanza tradiciones, vale
decir rotando cada 10 años, después cada tres o cuatro años, como hacen
actualmente. Esta es una valiosa
modalidad de conservación del recurso suelo, por lo que la productividad de la
tierra no se deterioraba. Conservaron el
bosque y respetaron la armonía ecosis-temática, fuente de vida de todas las
culturas selváticas. Saben que la
destrucción del bosque llevará inexorablemente a la desaparición de los grupos
nativos como cultura.
Tradicionalmente no tuvieron una organización definida, pero
respetaron niveles jerárquicos que fueron más efectivos que una institución actual. Su educación era realmente para la vida. Comenzaba a los cinco años. El padre enseñaba todas las mañanas los
fundamentos de la vida: trabajo,
respeto, valor, habilidades para la caza, sabiduría de la naturaleza, etc. a fines de la adolescencia, para integrar al
joven a la vida adulta se realizaba el rito del Ayahuasca, una sustancia
alucinógena extraída de una planta del mismo nombre, que al beberla produce
visiones. Así podía definir lo que iba a
ser en su vida futura, si sería guerrero, cazador, etc.
La poligamia era permitida entre ellos. Significaba entre ellos. Significaba la capacidad de un hombre para
mantener dos o más mujeres; o la confianza de un padre para entregar a dos o
tres hijas a un buen aguaruna.
Actualmente subsisten algunas de esta costumbres. Son los viejos o maduros y las mujeres en su
mayoría los que se resisten a romper sus costumbres, fuente de su
sabiduría.
Muchas de las costumbres ancestrales de los aguarunas se
conservan, pero cada vez en un sector más reducido de la población. El bosque, sustento de su cultura se va
perdiendo.
Las nueve comunidades (Huascayacu, Morroyacu, Shimpiyacu, San
Rafael, El Dorado, Shambuyacu, Awajún, Alto y Bajo Naranjillo) se agrupan en la
Organización Aguaruna del Alto Mayo-OAAM.
Ocupan un área de 60 mil hectáreas.
La mayor parte de esta población es bilingüe. En total son 350 familias. Se organizan para la producción, capacitación
y para planificar su desarrollo.
Actualmente trabajan en la producción comercial cultivando arroz, maíz y
café.
El Estado, a través del Proyecto Especial Alto Mayo les
brinda atención al igual que a los demás pueblos de esta zona. Trabajan con créditos agropecuarios,
mecanizan sus tierras, reciben asistencia técnica. Cuentan con escuelas, postas médicas,
servicios de agua. A los nativos les
capacitan en tecnología sanitaria. Se
van insertando en la nueva dinámica de vida con algún éxito, muchas veces a
costa de su identidad cultural.
ALIMENTACIÓN
La alimentación tradicional de los aguarunas se basa en
proteína animal proporcionada por la carne de los animales del monte: sajino, majás, huangana, armadillo, mono,
aves, peces suris (gusanos que se extraen de algunos árboles).
El masato (bebida preparada con yuca sancochada, masticada,
fermentada con la saliva de los niños y ancianas) siempre ha sido base de su
alimentación. Actualmente hay poca carne
del monte. Pocos peces. En la alimentación se está introduciendo el
arroz, los fideos y aderezos. Habían
potajes para cada ocasión. Por ejemplo,
para ir a una faena fuerte se ingería un potaje preparado con maní y plátano
sancochado,llamado michack.
VESTIDO
La vestimenta tradicional de los hombres era una especie de
falda llamada itipac. El hombre la tejía
con algodón. El vestido de la mujer
cubría desde el cuello hasta los tobillos, con un hombro descubierto. Era el buchak. El vestido de la mujer subsiste. Algunos viejos usan aún el itipac,
principalmente en las fiestas. El hombre
usa coronas o tawas. Otros usan una
especie de gorro con una cola hecha con piel de mono.
UTENSILIOS
DOMÉSTICOS Y ARTESANÍAS
UTENSILIOS DOMÉSTICOS Y ARTESANÍAS
La mujer hace tinajas para el masato, ollas de barro, platos,
vasijas grandes y pequeñas.
El hombre teje canastas de todo tamaño con un bejuco o liana
llamado tamshi. Hace sus asientos con
madera; el del jefe es el shimpui y a los invitados a la casa les ofrece el
kutac. También hacen peines, mochilas,
telares, cerbatanas, lanzas, etc. para
comunicarse a distancia hacen un instrumento de percusión en un solo tronco de
árbol llamado tuntui, parecido al manguaré.
Artesanía de los aguarunas:
Las
comunidades aguarunas han mantenido por cientos de años sus tradiciones y
costumbres, utilizando los mismos elementos en la fabricación de sus diversos
utensilios. Actualmente éstos son comercializados como artesanías y tienen gran
aceptación en el extranjero por sus finos acabados y bellas decoraciones.
MÚSICA, DANZAS,
CANCIONES e INSTRUMENTOS :
Los aguarunas tienen dos instrumentos musicales importantes:
la quena o pinkui y un tambor pequeño.
Con una especie de brazalete de semillas grandes que se ponen en la
parte superior de las rodillas, en los tobillos o simplemente sosteniéndole en
las manos, producen un sonido que acompaña rítmicamente a los otros
instrumentos. A estos acorde danzan los
hombres y las mujeres en grupos separados.
No hay baile mixto en la danza tradicional. Actualmente la introducción de la radio está
sustituyendo la música aguaruna. Los
viejos o muntas son los que siguen practicando la música tradicional en las
masateadas.
Sus canciones tienen un mensaje directo al trabajo, a la
amistad y a otros valores. Hay canciones
que los aguarunas cantan en circunstancias especiales. El anem nakubo tiene un contenido misterioso
que infunde valor al que va de casería.
La canción para la guerra es de un profundo sentimiento. Hay otras canciones cotidianas.
VIVIENDA
FIESTAS
Se celebraba la
llegada del cazador con su cargamento de carne.
Se bebía masato o nijamash. Al
hacer una casa o una chacra también había celebración, costumbre que aún se
conserva. El dueño de la casa o de la
chacra invita carne del monte y masato a quienes le ayudan. Esta forma de trabajo se llama ipaamamu.
Aunque no
tienen marcadas las fechas de las fiestas, éstas se realizan generalmente en
fiestas patrias, al término de las labores escolares y en inauguración de
obras.
Los temas de
las danzas son: encuentro de amigos, la
curación de un enfermo y todos sus episodios.
También se
celebran los nacimientos de los niños, el paso de la adolescencia a la vida
adulta, fiesta muy especial que se da con el rito del ayahuasca, con el que el
joven se iniciaba en el conocimiento de la vida, de la sabiduría, que era el
jinta aibau o camino del conocimiento.
En nativo vivió siempre en estrecho contacto con la
naturaleza, en armonía con ella. Sus
conocimientos básicos materiales, educativos, espirituales, nacían en el
bosque. Este era la extensión de su
vida, su fundamento. Sergio Chang,
decía: “si desaparece el monte, desaparece el aguaruna” (Estudio de cc.nn.
1986). Esto es evidente. No hay más que revisar su vida productiva y
todo lo que le rodean, vivienda, artesanía, vestido, medicina. La educación se daba para el manejo correcto
de los recursos del bosque. El arte, la
música, la poesía se desprendían del bosque.
Los instrumentos musicales reproducían los sonidos del bosque, el viento
y las letras de sus canciones, la vida cotidiana y su relación con la
naturaleza.
El sol, etsa, la fuente de vida de la cultura universal, era
el sustento. El nugkui dios mitológico
que enseñó a producir a los aguarunas y castigó a quien utilizó mal los
recursos, era el padre de la producción.
Habían dos hermanas que eran malas, pero antes de morir se
arrepintieron. El dios etsa las
convirtió en plantas útiles: el achiote
y el piyú. Sus frutos son utilizados
hasta ahora para pintar vasijas de barro.
El achiote da el color rojo y el piyú el negro. Sus leyendas afirmaban la conexión entre la
vida del hombre y la vida del bosque.
Las plantas no eran sólo vegetales, eran vida humana prolongada en el
bosque.
Con la progresiva desaparición del bosque, por el mal manejo
o el mal uso que le dan los agricultores migrantes, se está yendo la vida de la
cultura indígena de nuestra Amazonía.
El respeto del aguaruna y en general del indígena amazónico
por el bosque, tiene un fin utilitario de subsistencia. En el bosque está su fuente de vida.
Para nosotros el bosque no tiene el mismo sentido directo,
pero su influencia no está sólo en el entorno físico sino mucho más allá de lo
que creemos. Allí están el sustento y el
desarrollo de la medicina, la industria estética, la agroquímica. Tiene que ver también con los problemas de la
corriente del Niño, con las drásticas modificaciones climáticas, con los
fenómenos naturales como los huaycos, movimientos telúricos y otros que cobran
miles de vidas cada vez con más frecuencia, y que guardan estrecha relación con
los procesos en el bosque que se constituye en el más importante regulador del
clima.
En el mundo nativo está la fuente de sabiduría de los
llamados manejos sustentables, mientras desesperadamente se esbozan teorías
buscando la clave para un mejor manejo del bosque.
El indígena ve con desesperación que cada vez hay menos
animales en el monte. Tiene menos
posibilidades de ingestión de este tipo de proteínas. ¿Se tendrán que resignar sólo a los productos
sintéticos?; aunque éstos tienen sus orígenes también en el bosque.
Las políticas de desarrollo que se diseñen deben considerar
fundamentalmente el bagaje nativo sobre protección y conservación del medio
ambiente, antes de someterse a las “maravillas de la tecnología
productiva”. No se debe ver a los
nativos como “pobrecitos”, sino como el mensaje viviente de nuestro
antepasados, que vivieron en las mejores condiciones precisamente por vivir en
armonía con la naturaleza.
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