jueves, 2 de junio de 2016

CUENTOS Y LEYENDAS

En Moyobamba existen muchas historias, mitos y leyendas los mismos que se han seguido transmitiendo de generación en generación a través de nuestros relatos verbales y que la convierten en un lugar mágico para seguir siendo descubierto. Muchos son los cuentos que enriquecen el folklore de este ubérrimo lugar, entre los que destacan:



Machacuyacu
quebrada al fondo de las pampas de Fachín que tributas sus aguas al Río Mayo, cuya creencia popular se gráfica en que una burra era la madre de dicha quebrada, que aumentaba de tamaño al ser montada por un grupo de traviesos niños con la pretensión de sumergirlos en el agua y llevarlos a su palacio debajo del agua. 

La leyenda del Ayaymama, que relata el abandono de dos niños en la selva que perdieron a la mamá, y la madrasta en convenio con el papá toman esta terrible determinación de llevar a dichos niños a la montaña simulando un paseo, y los dejaron a la suerte. Dichos niños se convirtieron en pajaritos y en una noche de luna salieron de la montaña alzando vuelo se posaron en el techo de la casa de la madrastra y tristemente emitieron su canto: Ayaymama, Huischuhuarca, que quiere decir: Nuestra madre ha muerto y nos abandonaron.
 El AYAYMAMA, es un ave nocturna de canto singular que se alimenta de insectos y habita en la profundidad de los bosques del Alto Mayo.
El AYAYMAMA, en el día, que ocupa para dormir, basa su seguridad a su increíble mimetismo con cualquier tronco de árbol seco sobre el cual llegue a posarse y dormir, pasando absolutamente desapercibido por los cazadores y agricultores. Por esta cualidad es que se le considera un ave misteriosa, dando lugar a muchos relatos y leyendas, que han hecho estremecer a más de un niño moyobambino en el regazo de su abuelita.

EL CHAPANERO

Es el que tiene a su cargo la mitad de carne, el que hacer servicio de ir al monte y traer carne, de allí también que se le diga mitayero, del quechua mitayoc, el que hace o tiene a su cargo la ejecución de un servicio a favor del grupo familiar o ayllu de referencia.
Mitayo se dice a las piezas de carne trañidas por el chapanero. El chapanero hace parte de un grupo integrado por un número variado de personas de 4 a 6 que pueden ser familiares o amigos, que en ciertas épocas del año hacen expediciones de caza y recolección para proveerse de carne del monte, pues protegidos de gruesas sandalias, el pantalón ajustado a la cintura con una angosta faja de hilo, la escopeta sobre el hombro apoyada por la mano izquierda, un filudo sable corto en la mano derecha, que utiliza de vez en cuando para marcar en la corteza de los árboles la ruta de la selva.
Distingue perfectamente a la razón de tal o cual ruido.Sabe del ruido que produce el desplazamiento del venado, del majás, del armadillo y de los animales que se desplazan por las ramas de los árboles, a veces con saltos firmes y bien dirigidos, otras veces por las lianas o sogas que se tejen en el frondoso bosque.
Normalmente los que van de chapana son hombres, pero pueden ir, aunque es raro, también mujeres, la edad para integrarse a un grupo de chapaneo normalmente se inicia a temprana edad, no directamente para realizar las actividades de caza, sino como ayudante del grupo.Este puede ser un niño de 8, 12 a 14 años de edad que recibe el nombre de camero.
El camero colabora con el equipo principalmente, cuidando las provisiones del grupo cuando éste constituye su campamento en la zona del monte.
Ayuda al grupo eviscerando las piezas, salándolas, ahumándolas, haciendo el fuego, trayendo la leña y cuidando de que las piezas cazadas o los trozos de carne ya preparados no sean objeto de sustracción por parte de animales o personas que eventualmente pueden transitar por el campamento cuando el grupo de chapaneo se ausenta de éste.
En la chapana se usa principalmente la denominada retrocarga, un arma de fuego de cañón largo que usa cartuchos cilíndricos de cartón, de base metálica, en cuyo centro existe una punta que hace las veces del disparador.Estos cartuchos llamados balas los consiguen en las tiendas locales.
Se trata de una escopeta, un arma de fuego de un metro de longitud formada por una pieza de madera en la que va el dispositivo para disparar y un cañón montado a continuación de ella.
El cuchillo y machete son los otros instrumentos necesarios para esta tarea, tanto para cortar y tasajear la carne del monte como para abrir la trocha y eventualmente para defenderse y matar animales.
El chapanero tiene que ser una persona que converse con la sacha o monte. Conversar no solo implica conocer los caminos del monte, los hábitos y l ciclo de vida de los animales y aves del monte, saber disparar adecuadamente la retrocarga, sino estar en empatía con el monte, ser un conocido de éste. Hasta llegar a ser un miembro más del bosque. 

CHULLACHAQUI  PROTECTOR  DE  LA  SELVA

El Chullachaqui, es el diablo burlón de los bosques de la selva, que suele aparecerse a la gente en forma de animal, o de mismo hombre, para engañarlo y llevarlo al fondo de la selva.
Sin embargo, cuando se transforma en hombre es fácil reconocerle, porque el pie izquierdo es como el de una criatura recién nacida o como raíz de árbol o como pata de jaguar, aunque el condenado procura ocultar ese pie de cualquier modo.
Además se delata por el fuerte olor a chivo que despide, y la gente, entonces, ya se halla en guardia, reza y hace cruces con los dedos o con ramas.
Generalmente rapta a los niños que se quedan solos en las chacras o que andan así por los caminos.
¿Cómo puede un niño resistir el deseo de adueñarse por ejemplo de una gallina blanca con primorosos pollitos, que de pronto se les aparecen y entran por el bosque?, ¿O de coger un pajarito de bello plumaje que se detiene junto a él y entra luego en el bosque suavemente cantando?, ¿O de seguir a su padre, su madre u otro pariente (que no son tales sino el diablo convertido en ellos), que de improviso se les presentan?
Ya en el interior del bosque, el chullachaqui recobra su horrible figura de diablo y cuelga a sus víctimas de los cabellos en las ramas de los árboles más altos, tirándoles de las orejas, burlándose y riéndose de ellos. 

El Yacu Mama
O madre del agua, en la creencia que todas las aguas tenían madre y que era un horrible monstruo con formas de serpiente gigantesca dotada de una gran cabeza y boca igualmente enorme lo que le facilitaba a satisfacer su extremada voracidad. 

 LA RUNAMULA

Nombre compuesto por los vocablos: runa que significa hombre y mula que es una bestia producto de la hibridación del caballo con el burro.
La Runa Mula es una mujer casada que tiene relaciones sentimentales con el cura. Esta, en las noches de los martes y viernes, toma la forma de una blanca y hermosa mula, la misma que es montada por un pequeño jinete con látigo en la mano. Cuando éste llegaba a la casa de la mujer, ella se revolcaba por el suelo y al instante quedaba convertida en mula. El diablillo jinete montaba y luego de darle con furia con la rienda sobre las ancas, salían a todo galope por las calles botando chispas de candela, tanto del anca como del piso.
Cuenta la tradición que para saber que mujer era la que convivía con el cura, se tenía que disponer de una hebra larga de soga de caballo, la que se atravesaba en la calle, por donde iba a pasar la runa mula y al tomar contacto con la rienda, la mula tomaba la forma natural de una mujer. Relatan que en el distrito de La Habana, provincia de Moyobamba, había un cura muy famoso, por sus aventuras con mujeres casadas, incluso llegó a procrear hijos en una de ellas.
Cuando la runa mula salía por las calles, la gente decía:¡ Está pasando la Águeda montada por el Padre Villacorta¡
Y cuando amanecía, iban a ver a doña Águeda y la encontraban desganada, rendida, sin ánimo de trabajar, pues aducían que era por los fuertes latigazos que le propinó su jinete en la noche anterior. 

 La Mina de Sal
 cuyo relato refiere la presencia de una viejecita haraposa que al ser rechazada por unas panaderas, tuvo que alejarse más al fondo de las montañas; dicha viejecita resultó ser la Madre de la Sal, que por lo mismo alejó más las minas, y cuando los pobladores cotidianamente se fueron en afán de extraer la sal, se encontraron con la sorpresa que dichas minas habían desaparecido del lugar conocido, encontrándolo más al fondo de las montañas. 

Se ubica junto al antiguo camino de Moyobamba a Calzada, al costado del Morro, representa a un hombre desnudo en el afán de ocultar su sexo con las manos.

Este ídolo está sin cabeza, se dice que lo cortaron los conquistadores españoles en la creencia de que en su interior (tórax y abdomen) era hueco y que se encontraba lleno de oro.

Antiguamente al pasar por el camino cerca al Hombre de Piedra, estaba prohibido hacer ruidos mediante conversación o golpes de piedras y palos, a fin de no provocar lluvias intempestivas que caían cuando esto sucedía.  

EL TUNCHI SILBADOR

 
Es el espíritu de los muertos, que regresa del otro mundo a cumplir alguna penitencia o el alma de los que van a morir y están recogiendo sus pasos antes de abandonar la tierra.
Estas almas en pena, son entes etéreos que se anuncian a los vivos con un silbido lúgubre muy característico: fin, fin, fin, fin, finnnnnn, con la resonancia de sus pisadas o con ruidos de las cosas o muebles que tocan, causando temor y espanto a los que escuchan.
Algunas veces los tunchis se materializan bajo la forma de espectros o fantasmas de blancas vestiduras, que se desplazan a baja altura sin tocar el suelo. Algunos han sentido su frío aliento en la espalda y otros le han escuchado hablar y dice que su voz es nasal y espeluznante. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario